19.11.08

rutinas

a veces nos puede la pena, o el hastío, el desencuentro de pisar el otoño con los mismos zapatos que nos salvaron del verano, aunque nos aprieten o nos hagan cebaduras. la vida es una rueda que siempre pasa por el mismo sitio, hasta crear un hueco donde metemos la cabeza y pensamos que es posible escaparse de la misma e intentamos que la rueda no nos aplaste la cabeza, pero es mentira; una mentira perfecta, un engaño nocivo. ni siquiera podemos elegir no ser, no nacer, no existir.

nacemos, es un hecho, blancos e inocentes, preconcebidos para ser lo que nunca seremos o, con suerte para no ser nada más que lo que parecemos, a veces incluso no es que no seamos nada, es directamente ni siquiera nos importa no serlo, no pensar, no agitar el cerebelo lo suficiente como para pensar en algo más que uno mismo y su ombligo, y experimentar en los sentidos, abrir la mente, soltar el alma y pretender levitar en el aire,escalar una clave de sol y reinar en el feliz mundo de la mentira, de la dulce y cálida mentira donde posamos las posaderas mientras la parte importante del bocadillo que nos toca se nos pierde entre el pan. y es lo que hay, y se asume o se dispara, y punto pelota y adios muy buenas. o quizás somos hijos de banquero torero y nada importa demasiado porque todo se compra con dinero- de otro- y aquí no ha pasado nada, o simplemente nada importa porque nada tienes y el trozo de pan que le sobró al anterior te sienta de maravilla porque ni siquiera lo esperabas, porque solo bebiste agua del mar y comes madera de cayuco, enormes, impactantes en escena, con sus mantas a juego y sus niños muertos o quemados por gasoil, justo antes de cambiar la imagen por un desfile de modas en el que algunas modelos parecen haber desembarcado hace instantes del mismo cayuco que ya hemos olvidado, porque todo va bien en champions y llega el postre y el cigarro y la siesta- si procede- y todo se acaba cuando cierras los ojos y la vida se torna oscura y la banda sonora se apaga y solo quedas tú envuelto en una negrura que parece futuro pero que solo es presente, o pasado, que más dará.

y volvemos a la vida, sin saber muy bien como, justo despues de comer y nos levantamos y montamos en la rueda que nos abre camino para volvernos otra vez al principio; todavía es lunes y la semana es tan larga como el justo destino que no tendremos porque ahora luchar es de cobardes, de necios, todo es cuestión de suerte y hacerte famoso con cualquier incidencia, aunque la incidencia esté en coma en un hospital y tu novia en la tele soltando mierda con el ventilador, precisamente dando lecciones de la moral que se acabó en tiempos pasados, cuando dar las buenas tardes no sonaba a chino, cuando no era habitual que hubiera chinos para dar las buenas tardes, o así.

y así nos luce el pelo- al que le quede- jodiendonos la vista en un periodico en el que parece que sus páginas cortan, admirando al político de turno que vive en una españa a la que ni siquiera llegarás en cayuco, que solo atraviesan mares y no sueños, comprando kleenex al pobre pobre que te mira con una sonrisa en los ojos, pese a que prácticamente siempre estén llorosos o hervidos, o rojizos o quemados o doloridos y que ansia ser adoptado por una sociedad que ni asume ni sabe ni comprende ni le importa un soberano bledo a ese futuro negro platino donde de cabeza nos dirigimos, pese a la rueda porque para negro, el del kleenex del semaforo, que todavía es lunes.

No hay comentarios: