25.11.08

de la amistad

a veces tendemos a creer que nuestra mente es poderosa, que abarca lo inabarcable, que aguanta el infinito, que puede ser la columna que soporte nuestros miedos y deseos. y pretendemos autolamernos las heridas, a coste de nuestra cordura, porque a veces los problemas nos sobrepasan y nuestros ojos comienzan a verlo todo oscuro, y el aire nos pesa y ya no llega a nuestros pulmones; entonces es cuando comprendes que el peso de la vida es demasiado azaroso, demasiado duro, demasiado seco.

a veces solemos predicar al viento la valentía de no necesitar ayuda, porque nos hacemos a nosotros mismos, con nuestras virtudes y nuestros defectos y pensamos que golpe que no mata hace mas fuerte, y que nada nos envenena porque nuestra boca permanece cerrada y creemos en esto y en lo otro y cuando menos los esperamos nos sueltan el palazo en la boca, con perdón, y tragamos sangre y digerimos dientes mientras pensamos que demonios ha pasado, porqué la tristeza quema si es tan fría y resuelta, por qué pesa tanto el alma, sobre todo cuando está manchada de desencuentros, de palabras erradas- o peor, escondidas en el bolsillo- de caminos equivocados que solo llegan al abismo.

es entonces cuando comprendemos que somos seres fútiles, finitos, valdíos y se nos hace tarde la vida, se nos escapa entre lamentos y pecados, y las variables de todo lo que una vez pudiste hacer y no hiciste te vuelven loco, como hacen los dioses con los que quieren ver enterrados; y es esa tierra la que te ahoga, la que te hunde los pies en el barro de la mentira- tan solicitada, tan sincera, tan amiga, aun sabiendo que te engaña mientras te mira a los ojos- y te entierras en pensamientos que bombardean la cabeza y el cerebro se atora y la mirada se difumina porque carecemos de la voluntad de centrarnos, y todo se vuelve imposible y pesado, y todo es pasado y nada presente y prescindimos del futuro porque es demasiado doloroso y te vuelves loco y estallas; es entonces cuando viene la fatiga a domarte el estómago, cuando sientes cristalitos en el mismo, cuando la garganta solo admite agua y la sal la acompaña en los esputos.

a veces tendemos a morir en apenas minutos, pese a que el aire siga con nosotros, o el corazón bombee, o el alma aguante. y entonces caemos en la cuenta de que estamos vivos, y miramos hacia el cielo de un amigo y pedimos la ayuda que no merecemos.

a veces la vida es la cáscara difusa del fruto que nos atraganta, y nos ahogamos lo suficiente como para comprender que a veces, por mucho que nos soliviante, necesitamos una buena palmada en la espalda para seguir adelante.

1 comentario:

marcamar dijo...

Amigo Canaam:¡así se escribe! No se cómo he llegado hasta tu blog, creo que de rebote desde el de nuestra común amiga Lourdes la Calle. He leido varios artículos tuyos que ya conocía, también tus famosos microrrelatos, pero este que me ocupa, me ha cautivado y no pude evitar hacer este comentario porque me parece magnífica la forma que tienes de llegar al lector y transmitir esos sentimientos tan dificiles de expresar para el resto de los mortales. Enhorabuena, amigo y sigue escribiendo así. Es un lujo leerte. Un abrazo
Marcamar